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En el marco de la Semana Ambiental y la conmemoración del Día Mundial del Medio Ambiente, la Secretaría Distrital de Ambiente lideró distintas jornadas de plantación de más de 250 árboles nativos. Lo anterior, para continuar con la meta de restauración ecológica en áreas estratégicas de la ciudad.
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Cabe señalar que, las actividades se desarrollaron en diferentes puntos de la capital, como Reservas Distritales de Humedal.
¿Qué especies sembraron?
En esta oportunidad, las especies nativas son: el corono (Xylosma spiculiferum), el mano de oso (Oreopanax floribundus), el aliso (Alnus acuminata) y el mangle de tierra fría (Escallonia pendula). Las anteriores fueron seleccionadas desde el Centro de Restauración Ecológica más grande del Distrito (Ceresa), por su papel clave en la regeneración natural de los ecosistemas, su capacidad para atraer fauna silvestre y su aporte al equilibrio ecológico.
Además, estas especies son fundamentales para facilitar el reemplazo natural de unas especies por otras y de protección del suelo.
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🌳Secretaría de Ambiente avanza en su meta de restauración: 250 árboles nativos plantados en la Semana Ambiental.
— Secretaría de Ambiente (@Ambientebogota) June 9, 2025
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“Restaurar no es solo plantar, también es cuidar, hacer seguimiento, y mantenimiento, y garantizar que cada esfuerzo tenga resultados sostenibles en el tiempo”, afirmó Adriana Soto, secretaria de Ambiente de Bogotá.
¿Por qué plantar árboles nativos?
En estos casos, el corono forma rastrojos densos ideales para el desarrollo de otras especies nativas, es decir, forma una alfombra natural que protege el suelo y ayuda a que otras plantas crezcan ahí.
De la misma manera, ofrece alimento y refugio a aves insectívoras y que se alimentan de frutas (frugívoras). Sus flores atraen abejas nativas y sus frutos son consumidos por diversas aves.
En el caso, del mano de oso, de gran porte y copa abierta, es valioso para la restauración de cañadas y la protección de zonas ribereñas. Produce abundante hojarasca que favorece la presencia de insectos y aves de suelo. Además, sus frutos son clave para aves y murciélagos dispersores.
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“Estas acciones son esenciales para asegurar que los ecosistemas recuperen su equilibrio, ya que permiten reemplazar aquellas plántulas que no lograron adaptarse a las condiciones del humedal”, explicó Soto.
Según el Distrito, estas plantaciones fortalecen procesos de participación comunitaria e integración del conocimiento ancestral, especialmente en territorios donde el vínculo entre las personas y la naturaleza es profundo y cotidiano.
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Por Redacción Bogotá
