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En la vereda Chingacío, del municipio de Chocontá, la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) y la Policía Nacional ordenaron la suspensión inmediata de las actividades de una curtiembre que estaba omitiendo los lineamientos ambientales para realizar este tipo de procedimiento industrial.
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¿Qué pasó?
La sanción fue posible gracias a un operativo que le permitió a la autoridad ambiental sorprender en flagrancia a los dueños de la curtimbre. Estas personas, sin ningún tipo de escrúpulo ambiental, vertían las aguas residuales de la actividad de curtido en la cuenca alta del río Bogotá, lo cual generó una fuerte afectación ambiental en el cuerpo de agua.
¿Qué se encontró?
Asimismo, durante la diligencia de control ambiental se halló un bombo con 18 pieles en su interior, las cuales iban a ser sometidas a proceso de curtido y, posteriormente, el líquido resultante de este proceso, altamente tóxico, iba a ser desviado hacia el afluente.
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El laboratorio ambiental de la CAR realizó muestreos y analizó la composición química de estas sustancias. Los resultados arrojaron valores que superan los límites permitidos por la normatividad vigente y, por lo tanto, con los parámetros ambientales.
¡Actuamos por nuestro río Bogotá! 🏞️
— Alfred Ballesteros Alarcón (@Alfred_Balle) June 9, 2025
Desde la @CAR_Cundi y con apoyo de @PoliciaColombia suspendimos una curtiembre que vertía aguas contaminadas SIN tratamiento directamente en la cuenca alta del río Bogotá, en Chocontá. ❌
Durante la intervención encontramos:
⚠️ Residuos… pic.twitter.com/1dmkDkCtn9
Adicionalmente, en el sitio evidenciaron:
- 19 pieles en Wet Blue (proceso por medio del cual se aplica al cuero pegamento para tuberías de PVC de color azul para su posterior proceso).
- 38 pieles terminadas y listas para comercializar, así como maquinaria.
- 13 lonas con viruta y aserrín.
“No cederemos en la aplicación de las sanciones, multas y medidas que sean necesarias para evitar que, después de tantos esfuerzos por la recuperación del río Bogotá, algunos curtidores incumplan la normatividad ambiental”, afirmó Alfred Ignacio Ballesteros, director general de la CAR.
Tras el informe técnico del equipo UIGA, validaron la afectación a varios recursos naturales, además del río Bogotá, como: el fuerte impacto en la biodiversidad acuática, con la muerte de organismos y alteraciones en la cadena alimentaria. Y los impactos en actividades de economía local, ligadas a la pesca, la acuicultura y el uso recreativo del agua.
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“Es evidente que estas malas prácticas generan daños a otros recursos como, por ejemplo, el suelo, pues la descarga directa de aguas contaminadas con químicos, ocasionan acumulación de metales pesados y compuestos tóxicos, así como riesgos para la salud humana por la exposición directa a sustancias y la posible alteración de alimentos a través de su absorción por las plantas.”, explicó el director Ballesteros.
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Por Redacción Bogotá
