
Hace poco más de dos meses que el ministro Pedro Sánchez Suárez dejó sus soles como general y colgó el uniforme de oficial activo de la Fuerza Aérea, para ponerse al frente del Ministerio de Defensa de Colombia. Desde entonces, como él mismo lo confiesa, no duerme mucho ni poco: “solo lo suficiente”. Recibió una cartera, según analistas, con serios problemas de gestión, retrasos en asuntos claves como inteligencia, contrainteligencia y capacidades aéreas, y una relación fracturada con el resto del gabinete del presidente Gustavo Petro.
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Por Gustavo Montes Arias
