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Vacunar contra la propaganda


Arturo Guerrero
06 de junio de 2025 - 05:05 a. m.
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No hay peor comunicación que la propaganda. Por eso, es preciso repetirla muchas veces para tratar de llegar a la mente y al corazón de los destinatarios. Estos no son estúpidos y tienen un sentido común que les advierte cuándo alguien pretende venderles algo, y los propagandistas siempre buscan vender la mercancía, objeto de su esfuerzo.


Cuando esta mercancía es un fruto de creación o transformación humana es normal que las fábricas y distribuidores busquen aumentar al máximo el número de consumidores. Es cuando entra en acción la propaganda para alabar y hermosear este producto. Entonces opera el mecanismo de repetición, según el cual una falsedad multiplicada con insistencia consigue vestirse de verdad.


Sucede lo contrario cuando lo que se quiere difundir es una idea o una consigna política. En este caso, el público no es estúpido y se rebela contra la “catequesis” que se pretende esparcir. La reiteración se vuelve acusación, fastidio y rechazo. “De eso tan bueno no dan tanto”, piensa la gente echando mano de la sabiduría popular.


Así acontece cuando un gobierno vierte gran parte del presupuesto oficial en contenidos laudatorios de la acción de individuos y equipos, elegidos o autoproclamados como democráticos. En ocasiones se toman medios de comunicación estatal, es decir, al servicio de todos los habitantes, y los vuelven órganos propagandísticos de un sector no mayoritario, que eligió y sostiene a ese gobierno.


En ese momento, esa propaganda pasa de comunicar a imponer; en vez de transmitir información repite lemas, fabrica consignas y aturde a los receptores o lectores con contenidos que los adocena y los trata como oligofrénicos. Por más de que reitere hasta el cansancio su monserga, fracasa en la misión de esparcir asuntos esenciales para la vida en convivencia.


Y aquí llegamos a la esencia de la información. Toda sociedad necesita vivir al día los altibajos públicos originados por el abigarrado trato de los millones de personas que la conforman. Este el origen de esa franja de habitantes consagrados a la investigación, comprobación, producción y difusión de noticias y comentarios.


Estos profesionales emiten sus contenidos desde la conciencia de que el producto de su oficio ni se compra ni se vende. No participan de la perspectiva de los propagandistas, a pesar de que sus instrumentos de trabajo se parezcan. No son propagandistas: son informadores, suministran al público la materia prima para el ejercicio periódico del discernimiento de su sociedad.


Informar y guiar respetuosamente a la población equivale a vacunarla contra la propaganda, contra el intento abusivo de regar falsedades repitiendo hasta el cansancio lemas, eslóganes y cancioncitas pegajosas.

Los medios públicos son del público. Nadie está autorizado a entrar a saco en ellos para difundir mensajes empalagosos, destinados a disfrazar de naturales unos contenidos que intentan pasar de contrabando asuntos que abusan de la información, la cual es sagrada.


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Hincha Rojo(87476)07 de junio de 2025 - 09:36 p. m.
👍👍
Hincha Rojo(87476)07 de junio de 2025 - 09:36 p. m.
👍👍
Fernando(6ytmj)07 de junio de 2025 - 04:34 p. m.
La desinformación como propaganda política es dañina venga de donde venga. Lo que vemos en Colombia en canales como RCN, Caracol o Semana es aberrante pues esta dirigido a contar una historia que solo sirve a intereses particulares y que terminan haciendo que la gente que sale golpeada salga a buscar culpables por otros lados como sucede con el tema de la salud. Por esto corresponde a los medios públicos la tarea de equilibrar. O dejamos que nos cuenten solo su verdad los medios interesados?
Julio Enrique Galán Roa(83619)07 de junio de 2025 - 11:08 a. m.
El chusco?
Daga(46837)07 de junio de 2025 - 12:22 a. m.
Los medios privados son de sus dueños. Elos están autorizados a entrar a saco en ellos para difundir mensajes empalagosos, destinados a disfrazar de naturales unos contenidos que intentan pasar de contrabando asuntos que distorsionan la información, la cual es pagana.

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