{ "@context": "https://schema.org", "@type":"Organization", "name":"El Espectador", "url":"", "logo":{ "@type":"ImageObject", "url":"/pf/resources/images/favicons/favicon-EE-152.png?d=1053", "width":"300" }, "Point": { "@type": "Point", "telephone": "018000510903", "Type": "Servicio al cliente" }, "sameAs":[ "https://www.facebook.com/elespectadorcom", "https://twitter.com/elespectador", "https://www.instagram.com/elespectador/", "https://www.youtube.com//Elespectadorcom?sub_confirmation=1" ]}
Publicidad

La unión es el camino tras atentado a Miguel Uribe Turbay

09 de junio de 2025 - 05:05 a. m.
La violencia política nunca ha desaparecido de Colombia.
La violencia política nunca ha desaparecido de Colombia.
Foto: AFP - RAUL ARBOLEDA
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

Al cierre de esta edición, Miguel Uribe Turbay, uno de los senadores más votados de las pasadas elecciones, sigue luchando por su vida. Es profundamente doloroso escribir estas palabras e inmediatamente escuchar el eco de un país que creíamos ya superado, una Colombia donde asesinaban candidatos presidenciales con pasmosa facilidad, donde la vida no se respetaba en absoluto, donde el Estado era incapaz de proteger su propia democracia. Y aún así, en pleno 2025, después de tanta sangre corrida, de tantos mártires que le apostaron a la paz, de tanto esfuerzo institucional, nos encontramos nuevamente buscando adjetivos para responder al terror. Una vez más nuestro proyecto de nación, nuestro sueño por cumplir, se estrella con la crudeza de tragedias familiares que se convierten en lutos nacionales.

La violencia política nunca ha desaparecido de Colombia. Año tras año venimos denunciando el asesinato sistemático de líderes sociales, defensores de derechos e incluso de excombatientes de las FARC que firmaron un acuerdo con el Estado que juró protegerlos y les incumplió rotundamente. También hemos visto espantosos casos de sicariato incluso en las zonas supuestamente más seguras de la capital. Sin embargo, este no es el mismo país que hace tres décadas, no estamos arrodillados ante las mafias del narcotráfico ni ante las guerrillas; tenemos una institucionalidad fuerte, una cultura democrática revitalizada, una ciudadanía cada vez más comprometida con superar nuestro pasado más violento. Por eso lo ocurrido con Uribe Turbay sacude las fibras más profundas: si ni siquiera uno de los senadores más visibles del país puede hacer campaña política de manera segura, ¿cómo no sentir la desazón de una Colombia fuera de control?

No es momento de caer en oportunismos, en la búsqueda de culpables políticos y en la instrumentalización de la tragedia de una familia que está pasando los momentos más difíciles de sus vidas. Es descorazonador ver la reacción en redes sociales de quienes utilizan la retórica para destruir reputaciones, para envenenar el debate público, para sembrar la idea de que el otro, el que piensa distinto, el que se para en una orilla política diferente, no es un ser humano, sino un enemigo. Somos uno de los países más polarizados del planeta y se sintió en la crueldad de las especulaciones, los rumores, los señalamientos. Entrar a redes sociales en las horas posteriores al atentado era similar a nadar en la miserableza nacional, en la idea de que la política no es el propósito común de construir una nación, sino de aplastar al otro.

Tenemos que reflexionar. Tenemos que cambiar. Desde la Casa de Nariño hasta el ala más radical de la oposición, no podemos continuar con la política como se ha venido haciendo. Varios senadores propusieron un momento de unidad nacional, de sentarse a conversar sobre unos mínimos de respeto. Lo necesitamos. La pasión de las causas políticas no puede degradarse en el odio de los mensajes que abundan. Estamos en la Colombia de la posverdad, de los algoritmos que privilegian la visceralidad sobre lo razonable, pero todo empieza por una decisión individual de cada actor político: cómo se va a referir al otro, cómo va a ejercer su poder, cómo se respeta la diferencia, así haya desacuerdos profundos.

No podemos darnos por vencidos ante el terror, ante quienes creen que silenciar voces es una estrategia política válida. Nuestro país es una apuesta por la paz, desde el rechazo a toda la violencia física hasta la moderación de las formas en las agresiones retóricas. Tristemente, ya hemos estado en situaciones similares. Por eso mismo, aprendamos de nuestro pasado: allí donde más sufrimiento experimentó nuestro país fue cuando los ciudadanos más nos unimos para sacar adelante este sueño conjunto llamado Colombia.

¿Está en desacuerdo con este editorial? Envíe su antieditorial de 500 palabras a [email protected]

Nota del director. Necesitamos lectores como usted para seguir haciendo un periodismo independiente y de calidad. Considere adquirir una suscripción digital y apostémosle al poder de la palabra.

Conoce más

 

alvaro rodriguez(18137)10 de junio de 2025 - 12:20 p. m.
Qué tal si el espectador hace un pacto por la verdad periodística y logra comprometer a personajes como bejarano Zuleta Robledo y otros que destilan veneno puro en cada una de sus columnas
Oscar Bernal(5340)10 de junio de 2025 - 03:35 a. m.
La union propuesta en el editorial es una farsa, el gobierno invito a una reunión para analizar el problema de la seguridad de los candidatos y los partidos opositores, que son mayoría, no asistieron, alegando, que no confiaban en él, lo que obviamente es un contrasentido y demuestra claramente su desinterés por una union para resolver el problema. El Espectador sabia, esta en o con los partidos de oposición y les sirve de vocero. El gobierno esta muy solo, APOYEMOSLO !!
  • ELIZABETH MORALES(23598)10 de junio de 2025 - 03:54 a. m.
    Oscar, el gobierno no esta solo, estamos los colombianos, la base que voto por Petro. Don Fidel, no es sino un solapado, tira la piedra y esconde la mano. Su diario ha fomentado la violencia, pero él no lo reconoce, un ejemplo es la perfilación de los influencers cercanos a Petro. Don Fidel no es mas un periodista se convirtió en un hombre que trabaja para los empresarios de país. Otro ejemplo es su PERMANETE recriminación de todo lo que hace Petro, también es violencia para mí, como lectora
jose efrain del rio olivera(lr3j3)10 de junio de 2025 - 02:40 a. m.
El odio no cesa. la polarización desde 1822, sigue en pie. Los que instrumentan la politica, diariamente activan la pasión, a través del crímen a los líderes sociales.Colombia pareciera no tiene remedio.
Totumita(n9k4u)10 de junio de 2025 - 02:28 a. m.
Este político de profesión, no es santo de devoción, ustedes están haciendo el papel de tontos lacayos de quienes quieren volver este arribista politiquero vuelto un redentor. Duélale a quien le duela ustedes se tapan con la misma cobija , los periodistas en Colombia son lacayos del poder. Me duele escribir que ustedes son malos!
(82157)10 de junio de 2025 - 02:26 a. m.
Si existen culpables esa es la prensa ustedes qué no criticaron a una mujer Vichy qué usó el periodismo para atacar a Petro con fines politicos eso no ético y ustedes callados .
  • Totumita(n9k4u)10 de junio de 2025 - 03:11 a. m.
    Así es total apoyo a su respuesta estos periodistas son una vergüenza y le dicen al pueblo que hacer como pensar pa donde van quienes son. Y usted mira quienes están escribiendo esto, los reporteros que tiene ahora son niños de los Andes, la Javeriana y de pronto una universidad pobre! Este país no puede remedio. Mañana hoy y siempre el pueblo es el malo!
Ver más comentarios
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.
Aceptar